Y 30 años después, por fin rescaté a la princesa
O de cuando saldas deudas con tu "yo" del pasado.
Nunca fui fanático de los videojuegos, al menos no en mi infancia. Contrario a lo que pasaba con muchos amigos de mi edad, encontraba mucho más interesante pasar mis horas de ocio andando en bicicleta, con figuras de acción, con juegos de mesa o hasta viendo la tele, en lugar de estar horas frente a un televisor, apretando botones en un control para que un personaje en la pantalla brinque para aplastar a los malos.
Lo anterior no significa que mi niñez hubiera estado completamente desapegada a los videojuegos, de hecho hasta tuve un Nintendo y varios cartuchos con los que llegué a pasar tardes muy divertidas. Sin embargo, y supongo que de ahí venía mi animadversión por este tipo de entretenimiento, era un pésimo jugador, tanto que nunca pude terminar ningún juego.
No importa cuánto lo intentara, siempre había un obstáculo, algún jefe de nivel o un laberinto que me impedía seguir adelante. Por supuesto, la frustración aumentaba cuando escuchaba a mis compañeros de la escuela hablar sobre cómo acababan tal o cual juego sin mucha dificultad.
Nunca rescaté a Peach en Mario Bros 3; tampoco acabé con Destructor en Teenage Mutant Ninja Turtles II y ni qué decir de vencer a los malvados guerreros sombra en Double Dragon II: The Revenge.
Al final acepté que los videojuegos no estaban hechos para mí. Poco a poco dejé de usar mi Nintendo y me desapegué de las consolas que en adelante fueron llegando al mercado, y que únicamente probaba cuando algún amigo me invitaba a jugar. Lógico, ante la falta de práctica mi nivel fue empeorando, hasta el grado de que mis habilidades con un control eran similares a las de un ladrillo.
Llegué a la universidad, después a la adultez y mi contacto con el mundo gamer fue nulo y lo más que llegué a jugar fue Candy Crush, Angry Birds y Pokémon Go, en los que por cierto, también fui un cero a la izquierda.
Y entonces la pandemia llegó y lo cambió todo.
Tras meses de estar encerrado, sin poder salir y con un poco más tiempo libre, en la Navidad del 2020 me dieron ganas de volver a probar suerte con los videojuegos y nomás por cotorrear me auto regalé una Nintendo Switch y algunos cartuchos, que consideré, me mantendrían entretenido durante el resto del encierro.
Admito que al principio me sentí ridículo por adquirir una consola de videojuegos cuando debería de estarme comprando vitaminas, pomadas para los dolores propios de la edad o botellitas de Ensure, pero luego fui descubriendo que un montón de contemporáneos también están pasando por una etapa de negación y están igual o peor que yo.
Y miren, no sé si fue por la madurez y sabiduría que me dieron los años, si mi cerebro y habilidades evolucionaron o simplemente porque ahora hacen los juegos más fáciles, pero luego de varios meses de jugar finalmente logré terminar Super Mario Odyssey. Ni falta hace decir que para mí fue un evento canónico cuando vi los créditos al final de la partida, y no era para menos, después de 3 décadas logré derrotar a Bowser y rescatar a la princesa.
Ya sé que no es el título más difícil de la historia, al contrario, pero para alguien que nunca había estado ni cerca de terminar un juego esto representó todo un logro, y me permitió saldar la deuda que tenía con mi “yo” de la infancia. Finalmente estaba a la altura… de un niño de 10 años.
Y este fue sólo el punto de partida. Desde ese día he seguido jugando y terminando varios títulos más para asegurarme que la primera vez no fue una casualidad. Nunca imaginé que a mi edad me volvería gamer (seguramente muchos dirán que dados mis antecedentes ni gamer soy, pero me da igual, es mi vida y yo me asumo como gamer macho cisgnero). La verdad ha sido muy bonito encontrar un nuevo hobby, por más que la aburrida vida adulta no me permita jugar todo lo que quiero.
Me gustaría seguir escribiendo un poquito más sobre los juegos que he terminado, en los que estoy a medias y los que me gustaría jugar en un futuro, pero mejor aprovecho ese tiempo para intentar matar a ese jefe que desde hace días no me deja avanzar de nivel.